Hace 38 años fui bautizado en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

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Por Raúl Rodríguez 

Un día como hoy, hace 38 años, fui bautizado en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Dias, recuerdo como hoy cuando apenas tenia 12 años, tuve la bendición de entrar a las aguas bautismal en la Rama Santiago 2, para entonces, solo habían 2 ramas en Santiago; la Rama Santiago Primera, que era una casa alquilada de dos niveles en lo que hoy es Pro Familia en la calle restauración, y la rama donde asistía, recuerdo los nombres de los misioneros que me bautizaron, Elder Burton Lee Smith y el Elder Doug Paskett, el primero nativo de New México y el segundo nativo de Utah.

Me gustaría contarle mi historia como llegué a conocer la Iglesia a mi corta edad; el primero de mi familia en conocer a los misioneros fue mi hermano Alexis, se los encontró en la calle y los invitó a que pasaran por su casa, en ese tiempo vivíamos en Tierra Alta, detrás de la calle donde quedaba la Capilla, cuando los misioneros pasaron por la casa, quienes los recibimos fuimos mi madre, (doña Reyna Isabel Morel) y yo; mi hermano Alexis no salió a recibirlos; sin embargo, ahí empezó todo lo que significó el cambio de nuestras vidas hacia el Señor, de mi madre y yo, desde el momento en que recibimos a los misioneros, sentimos muy fuerte el Espíritu del Señor, tan fuerte que cuando los misioneros nos invitaron a bautizarnos en la Iglesia aceptamos sin objeción. Recuerdo que para mi madre y para mí eran momentos de regocijo, cada charla que recibíamos de los misioneros y siempre estábamos deseosos de que llegara el día de las charlas para poder recibir las enseñanzas de los principios del Evangelio que nos traían los misioneros. Uno de los milagros que pude contemplar en mi madre fue cuando los misioneros nos enseñaron el principio de la Palabra de Sabiduría, mi madre había fumado durante toda su vida, ella aprendió que el cuerpo es un Templo de Dios (1 Cor. 3:16-17) y que el fumar e ingerir sustancias que le hagan daño al cuerpo, aleja al Espíritu de Dios de nosotros, inmediatamente dejó de fumar hasta el día de hoy, lo mismo cuando aprendió el principio de santificar el Dia de Reposo, recuerdo que ella compraba el sábado todo lo que nos íbamos a comer el domingo, que gran enseñanza tengo de mi madre.

Cuando llego la fecha en que nos invitaron a bautizar (21 julio 1984), ocurrió algo, y fue que trasladaron al Elder Smith, quien era el misionero que había elegido para que me bautizara, así es que ese día se bautizo mi madre y durante la semana, El Elder Paskett junto con su nuevo misionero, me explicaron lo que es la doctrina del Sacerdocio y me enseñaron que cualquier poseedor del Sacerdocio que sea digno, me podía bautizar y que el mismo poder que tenia el Elder Smith, era el mismo poder que tenia uno de los misioneros o cualquier miembro de la Iglesia que tenga el Sacerdocio Aarónico en el grado de Presbítero, así fue que decidí bautizarme la siguiente semana (28 de julio 1984) y le pedí al Elder Paskett que me bautizara.

Fue un día muy especial, porque a pesar de que tenia 12 años pude sentir muy fuerte el Espíritu del Señor y supe que la ordenanza que estaba haciendo era correcta. De hecho, ese mismo día, cuando llegué a mi casa, recuerdo que el Espíritu era tan fuerte en mí, que cuando salí al patio de la casa di una vuelta alrededor y me parecía como si estuviera caminando en el aire.

A partir de ese momento y hasta el día de hoy, agradezco grandemente a mi Padre Celestial la oportunidad que me dio desde mi temprana adolescencia de conocer Su Evangelio y poder crecer en Él y abrazarlo totalmente sin interrupciones, agradezco a mi primer presidente de Rama el hermano Rafael Méndez,  (tuve la bendición de dedicar su sepultura el mes pasado a petición de su esposa la hermana Méndez) porque me vio no como lo que yo era en ese momento, sino como lo que yo podría llegar a ser, un jovencito promisorio, responsable, respetuoso, obediente y trabajador, recuerdo que el primer llamamiento que me extendió fue como Secretario de la Rama cuando a penas cumplí los 13 años, imagínense como empecé a obtener experiencias maravillosas desde mi bautismo, recuerdo que como la rama era pequeña, a veces me tocaba dar la clase de la Escuela Dominical a los jóvenes y en ese tiempo teníamos 3 horas en La Iglesia los Domingos, y la última hora era la Reunión Sacramental, y muchas veces tenia que discursar. Cuanto agradezco a mis líderes la oportunidad de servir desde mi corta edad en la Iglesia del Señor, adicional a eso, tuve una madre excepcional que me enseñó a vivir el Evangelio en la casa y fuera de ella; me enseñó que para los lideres La Iglesia empieza una hora antes, llegábamos a la Iglesia todos los domingos a las 8 de.la mañana cuando la Iglesia empezaba a las 9, ella organizaba todo el salón de la Sociedad de Socorro, lo ambientaba con láminas y flores,  y cuando las hermanas empezaban a llegar a la clase todo estaba listo, y mi madre y sus consejeras le daban la bienvenida de modo que empezaban la clase a tiempo y todas las hermanas podían sentir el Espíritu del Señor, creo que fue presidente de la SS durante más de 15 años. En ese ambiente fue que crecí en la Iglesia, trabajando fuerte, teniendo la mayoría de veces más de un llamamiento y con una actividad muy alta en la Iglesia, ya que pasábamos de martes a sábado casi todos los dias en la Iglesia en actividades con los miembros y los misioneros.

Pudiera seguir compartiendo más sobre mi conversión en la Iglesia y podría llenar muchas páginas al escribir sobre este maravilloso y único acontecimiento en mi vida, pero el tesoro más importante y de mayor valor que tengo es mi familia actual, formada por mi esposa maravillosa (Maria Collado) y mis 3 hijos maravillosos (Jeral, Harold y Jessiah), no tengo palabras para agradecer a mi Dios el privilegio de tener una familia en el Evangelio y tener el conocimiento de que si somos fieles seremos una familia eterna. Mi otro tesoro invaluable que tengo es mi testimonio del Salvador, Se que Él vive y que nos ama, y nos conoce perfectamente y se preocupa individualmente por cada uno de nosotros y nuestras necesidades; Sé que esta es Su Iglesia y que la dirige por medio de un Profeta, cuyo nombre es Russell M. Nelson; Sé que si somos fieles al Evangelio de Cristo y seguimos Sus enseñanzas podremos vivir de nuevo con Nuestro Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo y nuestra familia. Amo el Evangelio y amo servir a los demás, en el nombre de Jesucristo comparto mi testimonio. ¡Amén…!

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