Muerte por infarto pueden evitarse
El cardiólogo Tirso Roa Castillo sugiere políticas públicas para evitar perdida de vida por
enfermedades cardiacas.
SANTO DOMINGO, RD. – En República Dominicana no debía morir un solo
paciente de infarto cardiaco por la cantidad de cardiólogo que hay en el país,
pero no tenemos políticas públicas de prevención de enfermedades, la
afirmación en ese sentido fue hecha por el doctor Tirso Roa Castillo, Presidente
de la Fundación Nacional de Cardiología y Asistencia Médica, (FUNDACAM).
El cardiólogo sostuvo que somos el país con la mayor cantidad de profesionales
en esa especialidad de Centro América, pero no tenemos cultura de
prevención de enfermedades, mucho menos del corazón. El gobierno invierte
muy poco en salud preventiva, mientras tiene programas con grandes
presupuestos para enfermedades catastróficas.
“FUNDACAM su objetivo es, evitar que no acudan tantas personas a los
hospitales y clínicas con una emergencia que termina en intensivo por falta de
prevención, pero tenemos una población descuidada que necesita ser
concientizada”, afirmo Roa Castillo al ser entrevistado en el programa Frente al
Mundo, que producen José Carmona, Raúl Herrera y Guillermo de la Rosa, en
el 6, Canal del Sol.
En el país se invierte demasiado en las enfermedades catastróficas, en el
paciente que tiene un infarto, trombosis o está en cama, es un gasto sin
retorno, pero si dedicáramos un presupuesto a la prevención y educar a los
ciudadanos a no esperar que el corazón se le dañe, porque podría ser tarde.
Explicó que, con solo el uno por ciento de la inversión del Estado Dominicano
en las enfermedades catastróficas, la fundación que dirige reduciría
significativamente las enfermedades cardiacas.
Las personas deben iniciar su chequeo del corazón desde los 18 años, para
determinar si padece algunos de los siete factores de riesgo de ese órgano, el
cual debe realizarse todos los años, es el regalo más grande que los padres
pueden darle a sus hijos, sugerirles chequear su corazón, porque no es que el
médico, salud pública se lo diga, el responsable es el papa.